Venia escribiendo en mi cuaderno sobre el placer, lo propio, los limites, ver hasta donde ir, el goce, el morbo, lo que nos excita y nos obsesiona.
Hablamos con Sebi de que se busca llegar al limite, no para morir, sino para sentirse más vivo.
Corregimos con Zeta, hablamos de que el que consigue lo que desea muere. Sobre Eros y Tanatos, sobre la represión de lo que se desea porque la expresión de aquello resultaría en el fin, ya sea el fin de la fantasia o muy probablemente el fin de la vida.
Se hablo también sobre no quedarnos con los posible y lo real, con pensar más allá.
Pensé en una mujer que fantasía volverse agua, volverse liquida. Desea irse desintegrando camino al climax y acabar al convertirse en agua. Pensé en la dificultad de llevar eso a imagen. Busqué darle un giro de tuerca, mirarlo de otra manera.
No como una imagen mental que no puede llevarse a la realidad, sino como una fantasía inalcanzable: Una mujer que quiere convertirse en liquido. Tiene sexo en una bañadera, se deja llevar, llega al extremo del clímax y se ahoga, se ahoga para volverse materia inerte, para volverse una con el agua.
Lo charlamos, jugamos con la idea y el proyecto mutó, progresó. Más en el blog del grupo.
***
En la corrección me acordé de un libro que había leído hace 3 años, lo elegí de una estantería de libros en español en una librería de roma, sin saber de que iba. Hoy lo levanté de nuevo y decidí copiar algunos cachitos aleatorios que había subrayado en su momento:
"-Sin embargo, en realidad solo buscamos el placer y la belleza -dije-. Y no es malo buscarlos.
-¿A qué te refieres cuando hablas del placer y la belleza? ¿A la música?
Asentí complacido por la similitud.
-Sí, eso es: un encuentro breve y limitado con lo eterno.
-Qué bonito. Pero en parte también ficticio, ¿no crees?
-Claro -respondí con una sonrisa sincera-:ficticio del todo."
"[...] todo sucede tan rápido que ni siquiera nos queda la excusa de fingir.
Somos nosotros mismos durante la expresión del deseo, y eso es atroz."
"[...] saber que, para obtenerla, deberá interpretarla; es decir, tendrá que inventarla para poseerla, pero al hacerlo la perderá: ésa será su única posesión; a pesar de la realidad física de su cuerpo de teclas y cuerdas, de su carne sonora...
Para gozarla, Fryderyk deberá convertirla en música y hacerla desaparecer."
"Pero nos mantuvimos fieles a nuestro pacto y continuamos desconocidos: en ella me pareció aquel deseo un exceso de heridas viejas; en mí, el temor a la primera."
Silencio de Blanca. SOMOZA, José Carlos.
miércoles, 26 de mayo de 2010
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